21 de noviembre de 2014

Sobre Panic! At The Disco y sus constantes referencias en mi vida.


Hace ocho años, para estas fechas, yo estaba ya enganchadísima con esta banda llamada Panic! At The disco. Recuerdo que tenía doce años, para ese entonces estaba en primero de bachillerato y vivía en Barquisimeto, con mi tía. Era martes, y ustedes dirán que es increíble que recuerde algo así, pero lo hago, simplemente es así como funcionan las cosas conmigo. Ese martes no quise ir a clases y le dije a mi tía que me sentía mal; ese año fue muy deprimente para mí por razones que no voy a contar, al menos no ahora, porque no creo habérselo contado nunca a nadie.

El caso es que en ese tiempo el canal que más veía era MTV. Me encantaba, veía casi todos sus programas, y en la mañana pasaban uno que se llama Zodiarama. En Zodiarama pasaban videos y hacían preguntas sobre los artistas de dichos videos, y ese día había estado viéndolo, aunque ya me había aburrido e iba a cambiar el canal, pero por alguna razón no lo hice, y comenzó un video todo extraño sobre un cabaret. Me gustó el sonido, me gustó el cantante, y me encantó su voz. La pregunta en el programa era: "¿qué edad crees que tiene Brendon Urie, vocalista de Panic! At The Disco?" mientras en un recuadro pasaban fotos de él, y en una de ellas reconocí que era el tipo de este video famosísimo sobre una iglesia y un circo. "Debe tener 26 años" me dije, y estaba súper errada, porque cuando acabó el video supe que tenía, en realidad, 18.

Pasé toda la semana con el ritmo de la canción en la mente, y pronto me vi sintonizando MTV más para ver el video que por cualquier otra cosa. Ustedes saben, los tiempos eran otros; en MTV, de hecho, pasaban música. Y lo veía, y me enamoraba cada vez más de Brendon, y me emocionaba cuando escalaban lugares en Los 10 + Pedidos.

En el colegio no tenía amigas. No es como que me trataran mal ni nada por el estilo (ya había estudiado en ese colegio antes de mudarme a Cabimas, así que conocía a casi todas las chicas), pero... no lo sé, no encajaba, me la pasaba de grupo en grupo sin realmente pertenecer a ninguno y sin tener una verdadera amiga, alguien con quien hablar de todo y de nada. Me sentía muy sola, y obviamente nadie conocía sobre Panic! At The Disco.

Frente a la casa de mi tía había un cyber, y a diario podía pasar dos o tres horas ahí en las tardes solamente para buscar más sobre ellos, escuchar más de sus canciones, ver más videos y todo ese asunto. Como no estaba en mi casa no tenía un sitio donde escuchar música más que la TV, y no sabía cómo poner la música de P!ATD en un CD para poder escucharla fuera del cyber. Recuerdo que llegué a imprimir las letras de sus canciones para practicar y poder aprendérmelas bien. Los amaba, casi sin darme cuenta me refugié mucho en ellos.

Esporádicamente mis primos, mis mejores amigos de sangre en este mundo, dos y cuatro años menores que yo, habían conocido esta banda en MTV llamada Fall Out Boy, y cuando ellos venían de visita un fin de semana sí, un fin de semana no, nos enfrascábamos a hablar de ambas bandas, a pasar toda la tarde en el cyber escuchándolas, y a pillar Los 10 + Pedidos, donde casi siempre estaban sus videos uno después del otro. Había conocido otra banda grandiosa, pero no tan grandiosa como mi propio descubrimiento. Nadie podía derrocar a Panic! At The Disco.

Mientras yo en cuerpo y mente todavía era una niña, con cuadernos de SpongerBob y un bolso empalagosamente rosado de Hello Kitty (no lo había querido así, pero mi papá me lo había traído de USA, así que lo usaba de todas formas), mis compañeras de doce, las más "pechonalmente" desarrolladas de once, pensaban en hombres y en cómo por fin tenían ahora camisa azul, porque con la de primaria nadie les hacía caso. ¿Les conté que estuviábamos en un colegio de monjas? Sí, bueno. Una de ellas, de esas chicas, hasta estaba de novia con un chamo de diecinueve años, mientras yo, plana y totalmente en otro mundo, ni siquiera pensaba en los chicos de esa manera. Creo que descubrí a la banda indicada, a la música indicada en el momento indicado; siento que ellos, de alguna manera, evitaron que yo terminara convirtiéndome en una de esa chicas, desesperadas por una precoz atención.

El año escolar acaba y vuelvo a Cabimas con mi mamá, mi hermana y mi padrastro. Al fin estaba en casa, en mi cuarto, con mi reproductor de música, y el mp4 que mi mamá me había regalado en navidad. Empecé octavo grado en un liceo nuevo que habían abierto en mi urbanización; mi mamá había querido inscribirme en el colegio católico en el que estudié antes de irme ese año a Barquisimeto, pero no pretendía volver ahí; yo era una nueva persona, no cometería el error de comenzar en el mismo lugar dos veces.

En ese liceo sí hice amigas, conecté con más personas, aunque ninguna con mis gustos raros de música; demasiado tarde, ya era un freak del rock alternativo, y eso me daba vergüenza, porque no era como los demás. No se burlaban de mí ni nada por el estilo, pero no me gustaba esa sensación de no poder compartir con alguien más esas cosas. Los demás escuchaban reggaeton, vallenato y bachata (es un liceo público, ¿qué más puedo pedir? Era bastante sano de hecho), y por más que yo quería forzarme a eso no podía, no me gustaba, no hacían lo mismo que P!ATD, FOB y ahora Paramore hacían por mí.

En mi casa compraron una computadora, y también internet. La mayor parte del día, porque lo hicieron cuando salí de vacaciones, me la pasaba jugando en las páginas de Disney, Cartoon Network, Jetix y Nickelodeon. También me la pasaba en páginas como Es la moda, Revista Tú, musica.com y un foro muy formidable en Univisión, un foro sobre Panic! At The Disco. Estaba feliz, había empezado a explorar sitios en los que había gente que escuchaba lo mismo que yo, que se sentía como yo respecto a la música.

Dos meses después descubrí lo que era el fanfiction, y me absorbió totalmente.

Todavía recuerdo el nombre del fanfic, de la autora, el capítulo que leí y que el fanfic sigue incompleto. Era Boys will be boys, de Ettiensia, capítulo 4 (lemon, para más), y en ese entonces la chica todavía actualizaba. Yo no sabía qué era un fanfic, no sabía si lo que estaba leyendo era real, y no quería creerlo (¡amaba a Brendon! ¡No podía ser gay!). Sin embargo, y de alguna manera, la historia me atrapó, y me encontré leyendo más, buscando más, para luego terminar abriéndome una cuenta en esa página rara, en ese SlasHeaven, para poder comentar y esas cosas.

Miro hacia atrás y me doy cuenta que en las cosas cruciales de mi vida, que me dividieron en dos caminos a escoger, Panic! At The Disco era el detonante de mis gustos y decisiones. Ellos eran raros, únicos, y eso me gustaba. Me gustaba lo que no era común, aunque me afligía que esa misma rareza no me permitiera conocer a alguien más con mi mismo gusto. En cosas como esa tristeza y esa soledad en la que estaba sumida la yo de doce años su música estuvo para mí, a mi alcance, así como fue por ellos que descubrí el fanfiction, que acabó desembocando en este gusto mío por leer y escribir.

Hay tantas referencias en mi vida sobre A Fever You Can't Sweat Out que contarlas sería absurdo, porque nos les he dicho no la mitad de ellas. Y todavía ahora, cuando escucho ese álbum completo, mientras canto las canciones en voz baja sumida en el silencio de la noche y de mis audífonos mientras los demás duermen, todos esos recuerdo vienen a mí, y sólo puedo pensar que, aunque My Chemical Romance de alguna manera haya destronado a Panic! At The Disco, al final no lo hizo del todo. Creo que el refugio, el entendimiento, las inseguridades y los recuerdos que están almacenados en AFYCSO no serán nunca superados ni por todos los discos de MCR juntos.

Ryan Ross me habló de una manera en la que nadie nunca lo había hecho, tanto así que ni siquiera el idioma llegó a ser una barrera, porque aunque no sabía lo que decía, de alguna manera me sentía entendida, y por eso le estaré eternamente agradecida.

Comencé con Introduction, y ahora, mientras suena Build god, then we'll talk, creo que es hora de terminar. Me puse a escuchar A Fever esta noche, y me atacaron este montón de sentimientos (¡incluso del recuerdo de cuando tuve AFYCSO y Pretty Odd en mis manos por primera vez!). Es overwhelming, y tenía que ventilarme un poco al respecto.

Después de todo, para esas cosas abrí este blog, ¿no?

XO~

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