12 de diciembre de 2014

Sobre dolencias mensuales y vómitos cósmicos.

Si no han leído por lo menos uno no me hablen ok gracias.

Este día comenzó bastante mal para mí. Ahora que estoy de vacaciones volví a mis verdaderas andanzas, a dibujar, leer escribir y vivir en la noche, así que en la mañana, cuando la característica incomodidad del mes me azotó, supe que no podría dormir.

¿Alguna vez han experimentado un dolor tan fuerte que los hace vomitar? Yo sí, todos los meses, sin falta. A veces me engaño y me digo que no va a pasar, pero siempre pasa, esté donde esté. Aunque estoy segura de que hoy experimenté un dolor como ningún otro, un dolor que me hizo pensar que morir no estaba ni cerca de sentirse así. No es por ser dramática, porque todos los meses me duele, y es un dolor horrendo pero es tolerable; éste, sin embargo, no.

Recuerdo una vez que me vino en la mañana; fueron las náuseas las que me despertaron. Tuve que correr al baño, y sin nada más que jugos gástricos en el estómago, los espasmos me obligaron a sacar todos esos líquidos asquerosos por mi garganta mientras me preguntaba por qué me cuerpo me odiaba de esa manera, por qué me hacía padecer estas cosas. Luego tuve que volver a la cama, adolorida, a dormir para calmar el dolor con una pastilla y con el asqueroso sabor a vómito y enjuague bucal en lo que sería el comienzo de mi lengua y el final de mi garganta. Mi consuelo es que sólo pasa una vez; sólo vomito una vez y ya, el dolor se calma un poco y ya puedo tomar pastillas (si las tomo antes de que me den las arcadas acabo por perderlas porque no da tiempo de que hagan efecto).

Sin embargo, hoy perdí dos pastillas, porque vomité dos veces.

Cuando me bajó me preparé mentalmente: "bueno, es el primer día, tengo que aguantar hasta que lleguen las náuseas". No sé por qué me dan náuseas; si es porque el dolor es muy fuerte, o porque, de alguna manera, los espasmos del útero afectan el estómago. No tengo idea, sólo sé que vienen sin falta. Entonces me dije que esperaría, así me puse a leer Fahrenheit 451 para distraerme, pero gradualmente comenzó el dolor, y era fuerte, tan feo que me hizo retorcerme en la cama.

Eran como las 6:30am y mi mamá vino a decirme que el gato acaba de entrar y no tenía agua, y cuando me vio así me preguntó qué me pasaba. Si siquiera podía hablar, simplemente me toqué el vientre y ella dijo que me traería una pastilla. Verán, no son sólo náuseas; el primer día para mí es lo más cercano a ir al infierno y volver: muchas veces se me baja la tensión, me da un frío terrible en los pies y en las piernas, sudo sin tener calor y me pongo pálida; a veces hasta me da fiebre y todo.

Así que dije en mi mente: "fuck it, no creo en nadie, me voy a beber esta pastilla así no haya vomitado". Y verán, para muchos no será gran cosa tomarse una pastilla para al final vomitarla; buscas otra y ya. Pero lamentablemente yo vivo en Venezuela, donde hay escases de todo menos de corrupción; aquí perder así una pastilla para el dolor causa incluso más dolor. Así que cuando la vomité me sentí terrible y aliviada al mismo tiempo. Pensé que el dolor ahora aminoraría, por lo que me tomé otra pastilla. Pero el dolor no aminoró, de hecho empeoró de manera tal que fue cuando los pensamientos de muerte llegaron a mí. Literal, comencé a cuestionarme la vida, el dolor y la muerte (no desde un punto de vista suicida, sino del de un vientre muy atormentado). De repente comencé a hiperventilar y inhalar y exhalar con mucha fuersa, como las mujeres que están a punto de parir, y me confirmé a mí misma que nunca tendría hijos, lo que me llevó a pensar que en realidad sería muy bueno pasar nueve meses sin esta tortura. Deseé volver a tener trece años, a ser plana, porque ser "mujer" no vale la pena este dolor (me desarrollé a los catorce, ahí me crecieron los pechos casi sin darme cuenta).

Entonces ahí, acostada en mi cama bañada en la penumbra del televisor, escuchando a Buddy Valastro por un lado y acariciando a mi gato en el otro, supe que se acercaba lo inevitable: vomitaría otra vez. Recordé aquella vez que vomité sin nada en el estómago, y entre el dolor y el recuerdo me dieron unas terribles ganas de llorar. El dolor menstrual nunca me había hecho llorar; me había hecho gruñir y retorcerme, pero nunca llorar. Diez minutos después tuve que levantarme con un nudo terrible en la boca del estómago a dejar jugos gástricos en la porcelana de la poceta; lo había botado todo, absolutamente todo, y aún así las arcadas no se iban, venían y venían casi quitándome el aliento, porque nada más podía salir de mí a estas alturas.

Perdí otra pastilla.

Mientras bebía un trago de enjuague bucal (sí, bebía, porque con las gárgaras no alcanzaba el sitio donde se me había quedado ese terrible sabor) recordé esa vez cuando tenía diez años en la que me dio vómito. Fue un día en el que ni siquiera sé de dónde sacaba tanto vómito, pero vomitaba creo que casi cada media hora. Era horrible, tuve que dormir con un balde al lado de la cama porque era imposible que me diera tiempo de levantarme e ir al baño; lo había intentado, y me había vomitado encima. Ni siquiera recuerdo qué enfermedad tenía realmente, sólo sé que vomité mucho y que esa fue, posiblemente, la peor noche de mi vida.

Volviendo a la realidad y a mi casa con el característico sabor amargo en el fondo de mi lengua, volví a mi cama, me tomé otra pastilla, me puse un par de medias y me acurruqué entre las sábanas. "Esto no se puede poner peor" me dije, y aún con el dolor gradualmente me quedé dormida con la voz de Buddy de fondo.

Es habitual que luego del "vómito cósmico" (luego de leer Abzurdah se me hizo súper chistoso llamarlo así) me tome unas cuatro pastillas para el dolor que me dejen comatosa en la cama, así ya cuando despierto todo ha pasado. Pero eso era en la Venezuela de antes, ahora ya no puedo darme ese lujo. Sin embargo, sobreviví, y estoy aquí; fui a gastar 300Bsf en helado porque YOLO, porque me lo merezco, y luego llegó mi tía con mis libros de Rainbow Rowell, así que, aunque mi día fue un suplicio, mi noche no ha estado tan mal.

En general me considero moderadamente afortunada, pero no dejo de cuestionarme, mes a mes, si esa "fortuna" tengo que pagarla con un dolor terrible que me hace arrepentirme hasta de las cosas malas que ni siquiera he hecho.

¿Alguien más lo experimenta así como yo?

XO~

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