28 de febrero de 2015

Sobre comenzar a manejar la sorpresa.

No soy el tipo de persona que se sienta a escribir algo si no está bien planificado. Por eso mi tardanza, por eso quizás parece que me toma años publicar. Pero lo cierto es que no me sale ser espontanea, al menos no la mayoría de las veces; tengo la costumbre de que lo que escribo es definitivo, como hablar ahora o callar para siempre, así que me gusta pensarlo bien antes de sacarlo de mi mente. Es todo un proceso, requiere mucho pensamiento, mucho de ordenar párrafos enteros en mi memoria, confiando en que cuando llegue a la computadora no se habrán diluido, pero como no soy perfecta es común que las frases cambien y que a veces se pierda lo que quise decir en primer lugar.

Soy una persona que piensa mucho, que renuncia muy seguido al mundo real, a las conversaciones reales, para perderme en diálogos ficticios escondidos y repetidos una y otra vez en los rincones de mi mente. Es como tener un armario y en cada gaveta una historia distinta, todas con el único propósito de divertirme porque la mayoría ni siquiera las pienso escribir. Es como tener una colección de películas en la cabeza y repetirlas una y otra vez, de principio a fin, sólo para mí misma. Y entre tantas supuestas películas, entre tantas escenas y diálogos y cosas que se dicen unos personajes a otros, me pierdo yo.

A veces se me ocurren frases muy buenas en el momento, casi siempre cuando reproduzco en mi cabeza una de mis tantas historias antes de dormir. Pero la pereza y el sueño evitan que me levante, y no importa cuántas veces me la repita para que no se me olvide; la mayoría se pierden bajo mi almohada, en la oscuridad de mi cuarto.

Me molesta ser así con todo; incluso los dibujos los pienso mucho. En persona soy un poco más espontánea, a veces parece que mi boca no tiene filtros, pero a la hora de crear soy muy estricta conmigo misma; si no voy a dar el 110% en algo que me interesa es mejor no hacerlo.

Me estanco muy seguido en mis historias porque me da miedo no estar transmitiendo lo que quiero transmitir. Hay tantas cosas que quiero decir sutilmente, o dejarlas implícitas, pero siento que la mayoría de las veces se pierden en mi cabeza, en lo que quiero plasmar de manera coherente para que estemos todos en la misma página. Me aterra arruinarlas, porque sé que son buenas historias, pero muy seguido me pregunto si soy yo la persona correcta para contarlas...

XO~

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