15 de julio de 2015

Sobre mi indignación con ese post.


Vi una publicación en FB con esta foto y mi primera reacción fue de vergüenza. Vergüenza por ese bolsa que comentó, vergüenza por quien le hizo captura y lo subió, y vergüenza por todos los comentarios que había. Si bien la chica no debió comentar eso, pues tampoco la respuesta de él fue buena. Y los comentarios, al menos el 99% de ellos, eran de "eso te pasa por meterte con los venezolanos", "buscarle la lengua a un venezolano es meterse con el diablo", "bien hecho, buen comentario", además de disculpas de ecuatorianos por el comentario de la chama.

Primero, sí, los venezolanos somos jodedores y eso, pero ese chamo es simplemente ordinario. Y no sólo él, sino la cuerda de infradotados que aprobaban su comportamiento, y que no contentos con eso, lo imitaban. Es divertido cuando alguien se mete con Venezuela y salen todos los venezolanos a defender y tal. Sí, es divertido, cómico, pero esta gente acosó a esta muchacha hasta un punto tal que hasta su contacto en WhatsApp consiguieron, además de lograr que eliminara su cuenta en Facebook.

Ahora, yo me pregunto, si esas mismas ganas le pusiera toda esa gente para mejorar el país, para hacer que gentuza como ella (que no representa a todo Ecuador, por supuesto) sea incapaz de mofarse, ¿dónde estaría Venezuela ahora? Porque vaya que somos buenos para divertirnos, para joder, chalequear y hacernos bullying entre nosotros y aguantarnos, porque el que se pica pierde. Pero es precisamente eso por lo que estamos así, por ese amor falso a Venezuela, porque como ese chamo con pecho inflado hay muchísimos, y luego los ves a los muy sinvergüenzas en la calle, tirando basura, bachaqueando y dándoselas de vivos. Básicamente haciendo de Venezuela un peor país, pero claro, la culpa no es mía, ni tuya, es del gobierno. Es culpa de Chávez, de Maduro, de Diosdado y de Fidel. Pero yo me pregunto, ¿quién puso a esos webones ahí? Peor aún, ¿quién permite que esos webones sigan ahí? Sí, nosotros.

Somos un país de quedaos; todos, yo incluida. Pero ah, yo trato de que, por lo menos, lo que a mí no me gusta que me hagan, no lo hago, así parezca una boba por no colarme, por no dármela de viva. No boto basura en la calle y respeto a las personas junto a mí en el transporte público. Por algo se empieza, pero si ustedes supieran la falta de empatía que tiene este país, y lo difícil que es dar tanto y recibir tan poco. Porque que tú no molestes al asiento de adelante en el bus no significa que porque la vida es sabrosa el de atrás no te va a estar golpeando el tuyo, haciendo no sé qué coño. Y cuando les dices algo la grosera eres tú. ¿Por qué? Ah, porque es muy fácil ofendernos, inflar el pecho y dárnosla de arrechos. Eso sí, pero cuando de verdad hay que dárnosla de arrechos todos nos quedamos callados. Por eso me da grima la gente como ese tipo, que comenta esas groserías para lucirse y lo único que logra es que parezcamos un montón de animales incultos. Qué fácil es arrecharse, dárselas de graciosito y practicar la verganza a distancia, porque en realidad tu arrecha no es con esa burra que puso ese comentario, ¿o sí?

¿A dónde vamos a parar?

XO~

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