14 de octubre de 2015

Sobre afeitarse la cara.

Porque una, obviamente, no era suficiente.

Nunca se afeiten la cara. Por lo menos si eres mujer con poca constancia en lo que a rituales de belleza respecta. Mucho menos si de por sí tu cara está bien. Se los digo porque soy una idiota que, por alguna razón, siempre ha tenido un buen cutis y un cuerpo que trabaja de manera bastante normal sin hacer nada en especial, pero luego de leer un artículo en internet que decía que afeitar la cara mejoraba la piel por equis y ye razones, decidí probarlo.

Soy, por naturaleza, una mujer velluda, siempre fue así, pero los vellos de mi cara siempre fueron mínimos y muy finos, nunca me molestaron. El caso es que me afeité la cara y al instante me encantó el resultado; mi cara se sentía efectivamente más suave y se veía más iluminada. El problema comenzó cuando dos, tres días después, los vellitos comenzaron a crecer otra vez y toda la cara se me brotó de manera espantosa. Mis poros se dilataron, supongo, al comenzar ese crecimiento y de alguna manera dio pie a que mis poros se ensuciaran, y luego que la picazón acabara y los vellos salieran, me encontré con una cara llena de puntos negros. Se supone que te tienes que afeitar la cara cada tres días, pero yo no soy así, soy perezosa y en este tipo de rituales tengo cero interés de continuarlos.

Comencé a pellizcarme la cara, como quien dice; a sacarme todos esos puntos negros, pero luego de haber pasado por la lechina mi cara estaba muy reseca, así que por un lado me deshacía de los puntos negros, pero por el otro me quedaban marcas en la piel, muy similares a las de las cicatrices por acné. Continué y continué porque mientras más sacaba, más me veía, y por ende más marcas quedaban. Siempre fui de las personas que dejan que su cuerpo, en este caso mi cara, repose y el problema se resuelva solo porque usualmente funciona, pero si no te dejas reposo y te sigues pellizcando, evidentemente no verás los resultados. Así que busqué una crema hidratante para la cara y mejoró mucho la situación, ya mi piel no se sentía como un trapo áspero, pero me sentía muy insegura de mi apariencia.

Y comencé a entenderlo, a esas mujeres que usan maquillaje para cubrir sus cicatrices, porque de repente yo misma comencé a hacer uso de mi muy limitado arsenal. Decidí tomarlo como un experimento, en las breves ocasiones que me tocaba salir a la calle y no quería que la gente, que completos extraños, me vieran así. Polvo, rubor, labial y rímel siempre ha sido suficiente para mí. ¿Y qué noté? Bueno, el primer día sentí que el efecto del sol sobre mi piel no era tan certero, aunque siempre uso mi capa de protector solar, pero sentí que mi cara, de alguna manera, estaba más protegida. Interesante, pensé, tal vez este sea mi inicio en el uso continuo de maquillaje. No fue así, por supuesto.

Esto comenzó en junio, aproximadamente, y hasta septiembre duré pellizcándome la cara y sacándome todos esos puntos negros. Mi piel ahora está mucho mejor porque ya no me la pellizco, porque ya no hay más nada que pellizcar. Las cicatrices se han ido desvaneciendo, y ya dejé de usar maquillaje. Lo cierto es que es un gran alivio para mí volver a tener mi piel, poco a poco, de vuelta a la normalidad. No me gusta el maquillaje, no me gusta tenerlo en mi cara, por más bonita que me vea. Sin embargo, esta experiencia me hizo descubrir que en realidad me gustan mucho los labiales, y los he estado incorporando a mi vida gradualmente, así que yay por eso.

Lo cierto es que lo entiendo ahora, lo vulnerable que es la apariencia y la manera en que tu rostro controla tu vida. Bueno, si dejas que lo haga, supongo. En conclusión: no se afeiten la cara, y no se la pellizquen.

XO~

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