El tiempo pasa, me he dado cuenta de eso hoy. No, no es que haya pensado toda mi vida de una manera estática pero hoy, de repente, he estado muy consciente del tiempo. ¿Es a esto lo que se le llama una crisis de edad? No lo sé, no lo creo, no es como que voy renegando de mi edad o me sienta mal con cada cumpleaños que se acerca, es simplemente darme cuenta que no he caído bien en cuenta de que pasamos el 2010, cuando ya el 2020 se nos monta encima. El año que viene cumplo 25, ya estoy grande, hay tantas cosas que quiero hacer y aún no hago.
Me siento tranquila y al mismo tiempo con un nudito en el pecho, ¿se llama ansiedad? No lo sé, me gusta pensar que soy feliz (porque lo siento), y en realidad tengo una estabilidad mental que a veces no sé si será más bien negación, pero siento que soy realista la mayor parte del tiempo. De algún modo, esta semana, he descubierto par de cosas acerca de mí que de repente siempre supe, pero no estaba consciente de ello. Por ejemplo, que aunque me gustaría tener X cantidad de dinero, realmente no soy ambiciosa, no busco X cantidad de dinero, no mueve mi mundo, y que, si nunca la tengo, tampoco me quita el sueño. Un primo mío me dijo en estos días, en medio de conversaciones al azar, que hiciera siempre lo que me gustaba. Le ha salido de la nada, puede que del corazón, y me conmovió, porque yo siempre he estado clara en ello. Estén los demás de acuerdo o no conmigo.
No me asusta no ser famosa, millonaria, reconocida o marcar una huella en el mundo y la historia, aunque no me vendría mal si llega a pasar, pero no lucho por ello. Mis metas son ser una buena persona, seguir siendo feliz, mejorar cada día mi arte, siempre tener mi empatía presente, hacer feliz a mi madre, que mi gato viva al menos diez mil años, y ser fiel a mis principios y a lo que sé que es correcto y que nunca haría daño a nadie.
Cada día me siento más cerca.
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