Estoy triste, esa es la verdad. El año está por acabarse, y a casi un mes de la partida de mi chiquito, me siento mal, como si desencadenara un montón de cosas que me hacen difícil sentirme motivada. Aún tengo una llama optimista dentro de mí pero siento que este país me pisotea, que mientras en otro lugar no sólo serían posibles, pero hasta fáciles las cosas que quiero hacer, aquí se vuelven tareas titánicas. Siento que mientras construyo un lado de lo que quiero se me derrumba el otro, y así voy, es como que no puedo ganar por más que lo intente, y se me quitan las ganas de intentar. No dejaré de hacerlo, pero se me hace tan injusto y me frustra un montón; es difícil poner de tu parte y ser feliz aquí, pero me niego a que este sistema me quebrante. No les voy a dar el gusto.
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